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Tienes que vivirlo
¿Recuerdas la última vez que fuiste a la montaña? La caricia suave y penetrante del aire en la cara, el rumor del viento, el aroma húmedo a naturaleza en estado puro... Seguro que conservas esa sensación en lo más profundo de tu ser, la conexión tan especial que sólo se percibe en medio de la naturaleza. Y seguramente te gustaría revivir más a menudo esa experiencia si no fuera por el trabajo, las obligaciones o ese dichoso móvil que reclama constantemente nuestra atención... No tenemos tiempo para todo y la vida se nos escurre de entre los dedos como la arena de una playa solitaria.
Llegados a este punto he de confesarte una cosa: durante muchos meses me asaltaba un sueño que no me dejaba dormir. Tenía que encontrar la manera de transmitir a una vivienda esa vibración, la paz interior que me proporciona estar al lado de un río, un bosque o una montaña. Y Montelia es el fruto de esa visión, el espacio cuidadosamente diseñado para proporcionarte una vivencia íntimamente conectada con la naturaleza; hogares integrados en plena montaña donde el tiempo se detiene para poder disfrutarlo intensamente. Montelia es, en definitiva, el espacio acogedor, íntimo y familiar que soñaba recrear, donde el fuego crepita mientras el rumor del viento pasando entre las rocas invita a recuperar nuestro yo más profundo y ancestral.
Suena todo muy poético, lo sé, pero tampoco puedo faltar a la verdad. Así es como lo siento y así es como afortunadamente lo perciben quienes disfrutan de la experiencia Montelia. Un buen amigo dice que por mis venas corre sangre india: tanta madre naturaleza, tanto río, tanta madera, piedra y vistas a la montaña... Quién sabe... Lo cierto es que sioux, cherokee o arapahoe yo también me estreso en el trabajo y ando a toda prisa por la vida, y como todos, vivo pendiente del móvil. Pero si me llamas y no respondo inmediatamente quizás sea porque, en ese preciso instante, desde alguna ventana de una vivienda de Montelia esté contemplando un águila surcando majestuosa los bosques y riscos nevados... Y eso, aunque quisiera, no te lo podría describir: tienes que vivirlo.